La paranoia del racismo

noviembre 8, 2008

Con la reciente victoria de Hamilton en el campeonato de Fórmula 1, se me han terminado de hinchar las pelotas con uno de los peores detalles de los ingleses, su racismo y cómo tratan de eliminarlo. Las dos cosas son de lo más cargante.

Las leyes contra el racismo en Inglaterra llegan al extremo del fanatismo. Expresar puntos de vista racistas en el trabajo es motivo inmediato de despido, y así consta en todos los contratos de trabajo que puedas firmar aquí. Amigos que tengo han cambiado de piso simplemente porque uno de sus compañeros de piso era racista.

Todo eso no me parece mal, pero luego leo el Guardian y veo que aún siguen dale que te pego con que si algunos españoles se han metido con Hamilton haciendo uso de la raza con bastante poco gusto. Y hace una puta semana que terminó el mundial. Cada vez que decía que no quería que ganara Hamilton porque me parece un sosainas me acusaban de racista. ¿De dónde vienes? ¡Patatas traigo!

Tiene lógica, puesto que este país está literalmente invadido por inmigrantes, y los ingleses en ocasiones reaccionan con bastante fastidio dado que la famosa fusión de culturas no se produce ni de coña hasta la segunda generación. Hay bastantes barrios que no tienen nada de ingleses, y dónde las culturas importadas ni de lejos pegan con el modo de ser de los ingleses. Si no se ponen duros con el tema del racismo, aquí se monta un pollo del carajo.

Pero no deja de tocarme las pelotas, por un lado tengo que soportar que los ingleses no me den la bienvenida a su país, y que ser extranjero aquí no te proporcione nada. Joder, en Italia on México al menos el acento le resultaba interesante a la gente y te daban conversación, y su conocimiento de España no era sólo Ibiza, Benidorm y Lloret de Mar. Y eso es la gente más o menos educada, cómo se te ocurra mezclarte con ingleses de suburbio, el desprecio se nota a la legua.

Por el otro lado si abro la boca y se me ocurre hablar de una persona o grupo de gente porque hacen algo que me molesta, cómo no sean blancos resulta que el racista soy yo. Aguanto que la gente no aprecie que venga gente de fuera y que tengan una mejor posición económica o social que la gente de aquí. Pero que luego me llamen a mi racista me saca de mis casillas.